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Suicidio y diagnóstico Bipolar

Elaborado por: Odalis Chiquito


La bipolaridad es un trastorno caracterizado por una variación anormal en cuanto al estado de ánimo, nivel de actividad o energía, y capacidades para realizar actividades cotidianas. El trastorno bipolar también provoca deterioro cognitivo, y funcional. Es así, una de las mayores causas de discapacidad entre los adultos jóvenes. Pero además eleva la mortalidad en este grupo, en particular la muerte por suicidio (Berk, Birmaher, Vieta, & Grande, 2016).

En este ensayo se explicará más a fondo los aspectos clínicos de este desorden mental y la incidencia del suicidio dentro del grupo que la padece.

En el trastorno bipolar se presentan episodios depresivos, maniacos, hipomaniacos y eutímicos. Siendo más frecuentes los episodios depresivos que los maniacos, estos pueden mostrar o no síntomas atípicos como la melancolía, y a su vez, pueden presentarse síntomas interepisódicos (Martinez, Montalván, & Betancourt, 2019).

Podemos diferenciar entre dos tipos principales de trastorno bipolar: Tipo 1 y 2.

El tipo 1, en el cual se presentan episodios tanto de manía como depresión, y el tipo 2 el cual se caracteriza por episodios de hipomanía y depresión. Su principal diferencia es la intensidad de la manía. Los episodios maniacos causan severa disfuncionalidad, síntomas psicóticos, y en muchos casos pueden requerir hospitalización. En cambio, la hipomanía puede no causar deterioro significativo en la funcionalidad laboral y social. Por último, también se conoce como trastorno bipolar a la ciclotimia, en la cual existen episodios recurrentes de depresión subclínica e hipomanía (Jann, 2014).

Actualmente, el diagnóstico se basa en la entrevista clínica y en ausencia de marcadores biológicos, este proceso ha sido criticado por carecer de objetividad y tener poca confiabilidad y validez. De hecho, el diagnóstico inicial y el tratamiento correcto a menudo se retrasan entre 6 y 10 años, en parte debido a las dificultades para hacer un diagnóstico clínico (Rowland, Perry, Upthegrove, & Barnes, 2018). Es difícil calcular la incidencia del trastorno bipolar, ya que tiene mayor notoriedad después de un largo tiempo.

Debido a que en la mayoría de casos esta enfermedad comienza con un episodio depresivo, es difícil que sea diagnosticada en el primer episodio. Se estima que cerca del 10% de las personas con depresión desarrollaran una de las variantes del Trastorno Bipolar (Mendoza, Galindo, & Munguia, 2016).

Comúnmente la bipolaridad se manifiesta en la adultez temprana o en la adolescencia, ya que en estas etapas se da lugar a un gran desarrollo emocional y cognitivo, debiendo lograr una mejor auto- comprensión, y moldeando su interacción social (Malhi, Bargh, Coulston, Pritha, & Berk, 2014). Las personas con el trastorno tienen episodios muy perturbadores, recurrencias frecuentes y graves deficiencias psicosociales, incluso cuando no presentan síntomas. No obstante, el panorama para las personas con Trastorno Bipolar es más optimista que nunca debido a los notables avances en la investigación sobre su diagnóstico, etiología, pronóstico y tratamiento (Miklowitz & . Johnson, 2008).

Podemos definir el suicidio como toda conducta que un individuo acciona con el propósito de atentar contra su propia vida. Estas conductas usualmente son motivadas por múltiples factores tanto psicosociales como biológicos, económicos y culturales y son estos mismos los que podrán determinar la consumación o no del acto (Gonzales & Picado, 2020).

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el suicidio está entre las diez primeras causas de muerte en personas mayores de cinco años de edad.

En aquellos países que cuentan con datos fiables sobre la mortalidad, el suicidio se sitúa entre las tres principales causas de muerte para personas de aproximadamente 15 y 34 año. (Ferreira, Combra, Campos, & Ramos, 2009). El suicidio también puede ser visto como un proceso ya que inicia con una ideación, una intención y finalmente llega a la consumación (Benavides, Villota, & Villalobos, 2019).

Quienes padecen de este trastorno, tienen una tendencia a hábitos de vida sedentarios, además de un elevado índice de consumo de sustancias adictivas y una ingesta de dietas no saludables. En un estudio sobre riesgo suicida de pacientes con diagnóstico bipolar se observó que el trastorno por consumo de sustancias comórbido fue un predictor en los hombres (odds ratio = 1,95, IC del 95 % = 1,11–3,44), mientras que el trastorno de personalidad comórbido predijo el intento de suicidio en las mujeres (odds ratio = 2,29, IC del 95 % = 1,42–3,69) (Tidemalm, Haglund, Karanti, Landén, & Runeson, 2014).

De acuerdo a otro estudio, en los participantes se comprobó que el abuso de alcohol incrementa el riesgo de suicidio. Además, el trastorno bipolar se asoció con un índice estandarizado de mortalidad vinculado con causas no naturales como el suicidio en comparación con el Trastorno Depresivo Mayor(Rowland & Marwaha, 2018). Una revisión realizó una estimación sobre el riesgo de suicidio en pacientes bipolares, y concluyó que es de 20 a 30 veces mayor que el de la población general (Tidemalm, Haglund, Karanti, Landén, & Runeson, 2014). La prevalencia de por vida del trastorno bipolar es de 1,3 a 1,6%. La tasa de mortalidad de la enfermedad es de dos a tres veces mayor que la de la población general. Alrededor del 10 al 20% de las personas con trastorno bipolar se quitan la vida y casi un tercio de los pacientes admiten al menos un intento de suicidio (Müller-Oerlinghausen, Berghöfer, & Bauer, 2002).

En un estudio en Brasil sobre el dolor en pacientes con trastorno bipolar y su relación con el riesgo de suicidio se tomó una muestra de 60 participantes diagnosticados con bipolaridad quienes eran principalmente mujeres con una edad promedio de 40 años y aproximadamente 13 años en tratamiento. El 83% de esta muestra refirió sentir dolor en el momento de la entrevista. La mitad de los participantes refirió que este dolor interfiere en su rutina. El 57% de la muestra indicó]o que tuvo algún intento de suicidio. Se concluyó una correlación entre el riesgo de suicidio y la intensidad del dolor. El riesgo suicida se identificó en más de la mitad de los participantes (Ferreira & Ribeiro, 2021). Estudios epidemiológicos de la Sociedad Internacional del trastorno bipolar reportaron que entre el 23 y 26% de personas diagnosticas con este trastorno intentan suicidarse. (Schaffer, et al., 2015) . En 79 estudios con 33719 usuarios con trastorno bipolar. La prevalencia de intento suicida fue de 33, 9% asociándose positivamente con trastorno bipolar tipo I, trastorno bipolar no especificado y el genero femenino. También hubo diferencias marcadas en cuanto a nivel de ingresos y región geográfica (Dong, et al., 2019).

Un estudio comparó la prevalencia de intentos suicidas entre personas con trastorno bipolar tipo I y trastorno bipolar tipo II pero no hubieron diferencias significativas. La prevalencia en el primer grupo fue de 33,4% y en el segundo de 36,3%. (Novick, Swartz, & Frank, 2010) Otros estudios muestran que tanto los pacientes con trastorno bipolar y trastorno de la personalidad tipo B presentan mayor severidad en autolesiones, intentos de suicidio y hospitalizaciones (Apfelbaum, Regalado, Herman, Teitelbaum, & Gagliesi, 2013).

Según un estudio, en los países de ingresos altos el 92% de las personas que han tenido un intento suicida tienen diagnósticos de trastornos psiquiátricos y aproximadamente el 90% de los individuos que logran consumarlo poseen trastornos mentales. Sin embargo, esta asociación es menor entre un 30 y 80% en los países que son de ingresos medianos o bajos (Yomaira, 2021). Los trastornos psiquiátricos aumentan significativamente la probabilidad de cometer autolesiones. El riesgo suicida en pacientes con trastornos mentales es de 4 a 25 veces mayor que en quienes no tienen ninguno, con excepción de trastornos por deterioro cognitivo o del desarrollo. Sin embargo, hay evidencia de que más del 98% de personas con trastornos mentales no mueren por suicidio (Campo & Herazo, 2015)

Conclusiones

En definitiva, existe una gran incidencia de riesgo suicida en personas que tienen diagnostico de trastorno bipolar. Este desorden mental involucra varios episodios depresivos, maniacos, hipomaniacos entre otros así que padecerlo además de representar una discapacidad debido a las afecciones que involucra a nivel cognitivo y funcional, también incrementa el riesgo de muerte por suicidio. Las personas que tienen un diagnostico con este desorden suelen tener conductas de riesgo como el abuso de sustancias y mala alimentación lo cual incrementa las probabilidades de cometer conductas suicidas. El trastorno bipolar tiene la tasa más alta de suicidio de todas las afecciones psiquiátricas y es aproximadamente 20 a 30 veces mayor que la de la población general. (Miller & Black, 2020). Debido a todo lo anteriormente mencionado, es imprescindible que en cualquier campaña de prevención al suicidio se tome en cuenta formas de intervenir en este grupo específico, tomando en consideración la singular forma en la que se manifiesta este trastorno.


Referencias

Apfelbaum, S., Regalado, P., Herman, L., Teitelbaum, J., & Gagliesi, P. (2013). La comorbilidad del trastorno bipolar con trastornos de la personalidad tipo B como indicador de severidad clínica y desregulación afectiva. Actas Españolas de Psiquiatria, 41(5), 269-278.

Benavides, V., Villota, N., & Villalobos, F. (2019). Conducta suicida en Colombia: Una revisión sistemática. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 24(3), 181-195.

Berk, M., Birmaher, B., Vieta, E., & Grande, I. (2016). Bipolar disorder. The Lancet, 387(10027), 1561-1572.

Campo, A., & Herazo, E. (2015). El complejo estigma-discriminación asociado a trastorno mental como factor de riesgo de suicidio. Revista Colombiana de Psiquiatría, 243-250.

Dong, M., Lu, L., Zhang, L., Zhang, Q., Ungvari, G., Ng, C., . . . Xiang, Y.-T. (2019). Prevalence of suicide attempts in bipolar disorder: a systematic review and meta-analysis of observational studies. Epidemiology and psychiatric sciences, 19.

Ferreira, A., & Ribeiro, E. (2021). Dolor en el trastorno bipolar: prevalencia, características y relación con el riesgo de suicidio. Revista Latino-Americana de Enfermagem, 29.

Ferreira, M., Combra, R., Campos, T., & Ramos, E. (2009). Análise epidemiológica da morbimortalidade por suicídio entre adolescentes em Minas Gerais, Brasil. Ciência & Saúde Coletiva, 407-416.

Gonzales, R., & Picado, M. (2020). Revisión sistemática de literatura sobre suicidio: factores de riesgo y protectores en jóvenes latinoamericanos 1995-2017. Actualidades en Psicología, 34(129), 47-69.

Jann, M. (2014). Diagnosis and treatment of bipolar disorders in adults: a review of the evidence on pharmacologic treatments. PubMed, 7(9), 489-99.

Malhi, G., Bargh, D., Coulston, C., Pritha, D., & Berk, M. (2014). Predicting bipolar disorder on the basis of phenomenology: implications for prevention and early intervention. Pub Med, 16(5), 455-70.

Martinez, O., Montalván, O., & Betancourt, Y. (2019). Trastorno Bipolar. Consideraciones clínicas y. Revista Médica Electrónica, 41(2), 1684-1824.

Mendoza, L., Galindo, J., & Munguia, J. (2016). Elementos Predictores del Trastorno Bipolar. Rev Hondureña de Posgrado de Psiquiatría, 10(2), 73-81.

Miklowitz, D., & . Johnson, S. (2008). Bipolar disorder. Washington: Craighead.

Miller, J., & Black, D. (2020). Bipolar Disorder and Suicide: a Review. Current psychiatry reports, 22(2), 1-10.

Müller-Oerlinghausen, B., Berghöfer, A., & Bauer, M. (2002). Bipolar disorder. The Lancet, 359(9302), 241-247.

Novick, D., Swartz, H., & Frank, E. (2010). Suicide attempts in bipolar I and bipolar II disorder: a review and meta‐analysis of the evidence. Bipolars disorders, 12(1), 1-9.

Rowland, T., & Marwaha, S. (2018). Epidemiology and risk factors for bipolar disorder. Therapeutic Advances in Psychopharmacology, 8(9), 251–269.

Rowland, T., Perry, B., Upthegrove, R., & Barnes, N. (2018). Neurotrophins, cytokines, oxidative stress mediators and mood state in bipolar disorder: systematic review and meta-analyses. Cambridge Core, 213(3), 514-525.

Schaffer, A., Isometsä, E., Tondo, L., Moreno, D., Sinyor, M., Kessing, L., . . . Chou, Y.-H. (2015). Epidemiology, neurobiology and pharmacological interventions related to suicide deaths and suicide attempts in bipolar disorder: Part I of a report of the International Society for Bipolar Disorders Task Force on Suicide in Bipolar Disorder. Australian & New Zealand Journal of Psychiatry, 49(9), 785-802.

Yomaira, P. (2021). Intentos de suicidio y trastornos mentales. Revista Habanera de ciencias medicas, 20(4).

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Guía breve sobre Trastorno del Espectro Autista

Elaborado por: Psic. Cl. Lorena Paredes & Psic. Carlos Silva Koppel


Mis decisiones no son gobernadas por mis emociones, nacen del cálculo. - Temple Grandin (sujeto de renombre mundial con TEA)


Lo que se conoce hasta ahora sobre el autismo

Se trata de un cuadro del neurodesarrollo categorizado en el DSM-V (Manual de diagnóstico psiquiátrico) como Trastorno del Espectro Autista.  Caracterizándose principalmente como una afectación en el procesamiento de la información, lo que trae dificultades en la interacción social y la comunicación, así como en la conducta y la flexibilidad del pensamiento.  Hay una variabilidad en la presentación de los síntomas, por ende, se incluye dentro del concepto de la neurodiversidad, que a su vez se define como la variedad de los procesos cognitivos del cerebro humano.  Sin embargo, dentro de los criterios diagnósticos del DSM-V (2014), se establece que la principal dificultad del TEA es la de mostrar empatía, como efecto de deficiencia socioemocional; comunicación no verbal afectada; dificultad para establecer amistades o ajustarse a un contexto determinado.

Por otro lado, los síntomas no son todos iguales en los sujetos con espectro autista; cambian a lo largo de la vida dependiendo del contexto, género, vínculos familiares o contexto social.

¿Hablamos de una discapacidad?

Se tiene la idea de que la discapacidad se encuentra en las personas, pero proponemos que esta tiene que ver más con qué conducta está en déficit y cuál no lo está. También en relación a las funciones intelectivas y ejecutoras (físicamente hablando).  Pero lo hemos propuesto como “diversidad”, la misma que merece atención especializada. Aún cuando el DSM-V (2014) sí establece que, por la dificultad de comunicación con el paciente con TEA, se considera una discapacidad intelectiva.

Para entender y atender a un paciente con TEA, también nos es útil tener en cuenta las distintas condiciones del desarrollo psicológico y darles una mirada diferente a las etapas del individuo, sin asumirlas como algo estático o con tiempos definidos.

Asimismo, la evaluación y el diagnóstico diferencial son un punto de partida (siempre y cuando se considere el impacto que tiene un diagnóstico sobre la vida del paciente y sus familiares: un diagnóstico no es lo mismo que un sujeto) que pueden trazar un mapa para dar una dirección de cuáles son las áreas en las que se deben trabajar, sin dejar de lado la escucha particular.  Áreas que podrán ser intelectivas, de ejecución, de independencia, de decisión o lo que hemos señalado como principal impedimento: el vínculo social.

El diagnóstico no es un único marcador para el abordaje del paciente con TEA.  Es importante observar las fortalezas, debilidades y gustos para poder trabajar en torno a ello desde la perspectiva cognitivo-conductual 1 .  Los diagnósticos no serán precisos, pero el esfuerzo de evaluación debe tenerse en cuenta porque delimitará la estrategia de intervención o cambiarla si fuera necesario (Menasse, 2019).

También es importante que la evaluación diagnóstica se realice de manera temprana, ya que existen más rutas posibles de acción frente a aquellas dificultades que se presentan en la primera infancia.

De lleno a la materia: acordemos qué es el autismo

Una forma de funcionamiento particular del sujeto, en donde existe un modo diferente de comunicarse y relacionarse.  Así también, se pueden observar en dichos individuos conductas estereotipadas o un pensamiento poco flexible.  No obstante, la definición de autismo ha tenido innumerables acepciones a lo largo de la historia de los trastornos mentales y un extenso debate científico dentro del campo de las disciplinas psicológicas.  Pero principalmente, pensémoslo como el impedimento para relacionarse con el otro social: dificultad para adaptarse, para comunicarse o empatizar.

Para concluir: propuesta de intervención

Consideramos el Entrenamiento en Habilidades Sociales (EHS) una de las estrategias de intervención frente al TEA, que son un conjunto de técnicas de aprendizaje sistemáticas basadas en la teoría del aprendizaje social, para adquirir nuevas habilidades (Caballo, 2007).  Cita:

Aunque la principal estrategia para enseñar habilidades sociales incluye el modelado, el ensayo de la conducta, la retroalimentación y la representación de papeles, se pueden utilizar otros procedimientos.  Por ejemplo, el aleccionamiento (coaching: proporcionar ayudas verbales) y la instigación (prompting: proporcionar señales con la mano) (...). (Caballo, 2007, p. 620)

La estrategia más adecuada es la representación de papeles, donde el terapeuta o tutor, modela las conductas que desea que el paciente aprenda, simulando situaciones de tres, cinco o diez intentos (Caballo, 2007).  Se otorgará retroalimentación positiva cada vez que se logre la habilidad social propuesta y una retroalimentación correctora en forma de sugerencia (Caballo, 2007). “El esfuerzo se refuerza siempre” (Caballo, 2007, p. 617).

También recomendamos el entrenamiento en percepción social, cuyo objetivo es entrenar al sujeto a entender e interpretar “las señales interpersonales que descubren los sentimientos y los motivos de las otras personas y las variables del entorno que determinan la adecuación de distintas respuestas” (Caballo, 2007, p. 620).  Se puede llevar a cabo, por ejemplo, mediante una conversación con el paciente: el terapeuta puede dar cuenta de las señales que pueden indicar falta de interés o apatía (Caballo, 2007).


Referencias

APA. (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), 5ta. Ed. España: Editorial Médica Panamericana.

Caballo, V. (2007). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual para los trastornos psicológicos. Madrid: Siglo XXI.

Laurent, E. (2013). La batalla del autismo: de la clínica a la política. Buenos Aires: Grama Ediciones.

Menasse, M. (2019). El autismo y los autistas y del laboratorio a la clínica y de la clínica al laboratorio. DIAGNOSIS, no. 16. Recuperado de https://www.revistadiagnosis.org.ar/index.php/diagnosis/article/view/241.

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¿Qué son los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP)?

Elaborado por: Indira Carvajal


Los PAP nos permiten acompañar a los demás en situaciones de crisis, restablecer su equilibrio emocional y evitar la aparición de secuelas psicológicas.

Es natural que las personas experimenten conmoción después de estar en un escenario aterrador. Para hacer frente a estas situaciones, existe una herramienta llamada Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) que puede ayudarnos a manejar estos escenarios de manera más efectiva, disminuyendo el riesgo de consecuencias negativas en el futuro.

Los PAP se definen como una herramienta de apoyo desarrollada para acompañar a las personas en situaciones de crisis y cuyo objetivo es restablecer el equilibrio emocional evitando la aparición de secuelas psicológicas. Los beneficios de utilizar esta técnica es que puede ser brindada en cuestión de minutos por un familiar, un amigo o incluso un extraño que haya estado presente en un escenario de emergencia, y no requiere conocimientos técnicos de medicina, psicología, o psiquiatría.

Quien brinda primeros auxilios psicológicos brinda a la persona en crisis las herramientas que necesita para enfrentar su circunstancia de manera más efectiva, y para ello debe capacitarse y prácticas la realización de técnicas para estar preparada para acompañar mediante esta práctica. Pues en cualquier sitio y momento pueden darse diferentes situaciones que requieran de su aporte, por ejemplo, en desastres naturales (terremotos, huracanes y erupciones volcánicas), así como otro tipo de desastres como accidentes como el colapso de una estructura o un incendio, entre otros, y situaciones bélicas locales o regionales. Además, duelo, abusos sexuales, ideación suicida, crisis de ansiedad, recaídas, entre otras.

Por eso es fundamental aprender el procedimiento ABCDE, o cinco pasos del PAP para administrar primeros auxilios psicológicos. Los cuales son:

A: escucha activa: esta fase requiere nuestra plena concentración mientras escuchamos a la persona afectada. Es fundamental ser empáticos y demostrar que estamos interesados ​​y preocupados por lo que están diciendo.

B: (B)entilation reentrenamiento: Cuando alguien se encuentra con este tipo de eventos, es habitual que se sienta nervioso o agitado, incluso abrumado y desconcertado por lo ocurrido. Ante esto, se recomienda realizar ejercicios respiratorios que le permitan recuperar su ritmo habitual.

C: Categorización de necesidades: Si la persona afectada debe tomar decisiones después del evento traumático, la asistencia de un tercero puede ayudar a priorizar y organizar los pasos a seguir. Es fundamental utilizar los recursos de la persona afectada por estos motivos, ya que podrá mantener una red de apoyo familiar.

D: Derivación a redes de apoyo: Una vez establecidas las necesidades y prioridades, podemos acercarnos a agencias especializadas o personas cercanas a la persona afectada para que la ayuden.

E: psico(E)ducación: transmitir a la persona aquejada que las respuestas y malestares que pueda experimentar en el futuro son normales, pero también debemos explicarle cuando se convierte en una situación de riesgo.

Por otro lado, cuando se trata de una persona que recientemente ha tenido un accidente u otro evento potencialmente traumático, hay una variedad de estrategias que se pueden usar. Por lo tanto, para iniciar la intervención se debe generar una relación basada en la empatía. Para lograr esto, la persona que va a intervenir en el escenario de emergencia debe escuchar activamente a la persona y mostrar interés en lo que está diciendo. También es posible que el individuo requiera tiempo para expresarse, en cuyo caso es vital dejarlo hablar en lugar de obligarlo a hacerlo. Por lo tanto, quien interviene debe esperar con calma el momento adecuado para hacer una pregunta corta e inspiradora; esto podría ayudar a iniciar el proceso natural de desahogarse.

Además, si la persona afectada está muy alterada, se deben utilizar técnicas de relajación para ayudarla a estabilizarse. Se pueden usar técnicas de respiración, meditación y estiramiento, entre otras cosas, para ayudar con esto. Todo vendrá determinado por el caso, que deberá ser valorado por quien esté realizando la intervención. También es fundamental hacer una evaluación del problema para determinar las verdaderas dimensiones del problema. La persona que responde a una emergencia debe asistir a la persona afectada en la definición de su futuro inmediato. Es fundamental que lo ayude a aceptar lo que ha ocurrido, ya que los hechos no siempre se pueden cambiar.

En resumen, los objetivos de los PAP permiten proporcionar un alivio emocional inmediato, ayudar a la adaptación de las personas y prevenir el desarrollo de futuras psicopatologías, puesto que los minutos que siguen a un evento traumático son críticos para los afectados. Como resultado, brindar primeros auxilios psicológicos inmediatos ayudará al individuo a sobrellevar mejor la experiencia. Finalmente, una de las ventajas de utilizar esta técnica es que los PAP pueden ser administrados por un familiar, amigo o incluso un extraño que estuvo presente en la escena de la emergencia, y solo requiere de capacitación, práctica e intención de ayudar.


Referencias.

Egozcue, M. M., & Romero, M. M. E. (2005). Primeros auxilios psicológicos. Paidos Mexicana Editorial.

Erazo Martínez, O. F., Álvarez Ríos, J. N., & Matijasevic Arcila, A. M. (2020). Generalidades de los primeros auxilios. In Salva una vida (pp. 23–28). Universidad de Caldas. http://dx.doi.org/10.2307/j.ctv18dvtc2.5

Romero-Heredia, N., & Guarnizo-Chávez, A. (2021). Enseñanza de primeros auxilios psicológicos a profesionales de la salud. Su importancia frente a la COVID-19. Revista de La Fundación Educación Médica, 24(5), 275. https://doi.org/10.33588/fem.245.1149

Torralba, L. M., & López, M. M. (2009). Primeros auxilios psicológicos. Síntesis.

Valencia Puentes, A., & Trejos García, J. (2013). Los primeros auxilios psicológicos en el servicio de atención al ciudadano desde un enfoque humanista. Revista Logos, Ciencia & Tecnología, 4(2). https://doi.org/10.22335/rlct.v4i2.189

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¿Por qué sufro de insomnio?

Elaborado por: Indira Carvajal


El insomnio es una condición del sueño caracterizada por la incapacidad o dificultad para dormir, lo que resulta en fatiga y afecta la vida cotidiana de las personas afectadas. Es un problema generalizado en la población, presentándose con mayor frecuencia en mujeres, ancianos y quienes padecen trastornos psiquiátricos como ansiedad o depresión. Según la Sociedad Española del Sueño, uno de cada cinco españoles sufre ya de insomnio temporal.

Además, los efectos del insomnio en la vida cotidiana y la salud de una persona pueden tener un impacto significativo tanto en su vida personal como profesional. Los siguientes son los síntomas más frecuentes de este trastorno del sueño, todos causados por la falta de sueño suficiente:

  • Concentración reducida.
  • Fatiga y falta de energía física.
  • Cambios conductuales y emocionales, así como irritación.

Por otro lado, algunas de las causas del insomnio son: más probable que una persona se vea afectada por trastornos emocionales, como ansiedad, preocupación, tensión mental, agonía, pavor o pena. Los insomnios como este tienden a convertirse en problemas a largo plazo.

Otros factores que pueden interferir con una buena noche de sueño incluyen condiciones médicas como aquellas que producen incomodidad o sensaciones desagradables como picazón o ardor cuando intenta conciliar el sueño. También se incluyen en esta categoría otros trastornos del sueño, como la ansiedad, la depresión, la esquizofrenia y otras condiciones mentales (síndrome de piernas inquietas, síndrome de apnea del sueño, parasomnias, etc.).

"El insomnio se puede clasificar de muchas maneras"

Existen variables extrínsecas, como los malos hábitos de sueño, el uso y abuso de estupefacientes y fármacos, el trabajo por turnos o los viajes frecuentes, que pueden afectar negativamente al sueño.

Del mismo modo, el insomnio se puede clasificar de muchas maneras:

El insomnio de conciliación es la incapacidad de conciliar el sueño en menos de 30 minutos después de acostarse. Común entre adolescentes y adultos jóvenes, y está relacionado con el consumo de drogas, problemas de salud mental y otros factores estresantes.

El término "insomnio de mantenimiento" se refiere a una condición en la que el sueño se interrumpe con frecuencia y durante más de 30 minutos a la vez. A menudo se ve entre los ancianos, cuando se piensa que es un síntoma de angustia emocional. La última hora de despertar del paciente debe ser al menos 2 horas antes de lo normal.

El insomnio leve ocurre casi a diario; sólo hay una ligera reducción en la calidad de vida. También está el insomnio moderado en el cual ocurre una disminución de la calidad de vida en un grado moderado y se caracteriza por agotamiento e irritación. Por último, existe el insomnio severo: el cual recae en un deterioro significativo de la calidad de vida, afectando el ámbito afectivo, familiar y laboral.

La mayoría de los casos de insomnio comienzan abruptamente, a menudo en respuesta a condiciones estresantes, y con frecuencia se vuelven crónicos como resultado de malos patrones de sueño o preocupaciones psicológicas.

De esta manera es importante cuidar nuestra calidad de sueño, ya que es uno de los pilares fundamentales de nuestra salud mental.


Referencias

Elisabeth Hertenstein, Bernd Feige, Tabea Gmeiner, Christian Kienzler, Kai Spiegelhalder, Anna Johann, Markus Jansson-Fröjmark, Laura Palagini, Gerta Rücker, Dieter Riemann, Chiara Baglioni,. (2019). Insomnia as a predictor of mental disorders: A systematic review and meta-analysis. Sleep Medicine Reviews, 43, 96–105. https://doi.org/10.1016/j.smrv.2018.10.006

Kalmbach, D. A., Cuamatzi-Castelan, A. S., Tonnu, C. V., Tran, K. M., Anderson, J. R., Roth, T., & Drake, C. L. (2018). Hyperarousal and sleep reactivity in insomnia: Current insights. Nature and Science of Sleep, 10, 193–201. https://doi.org/10.2147/NSS.S138823

Krystal, A. D., Prather, A. A., & Ashbrook, L. H. (2019). The assessment and management of insomnia: An update. World Psychiatry, 18(3), 337–352. https://doi.org/10/1002/wps.20674

Riemann, Krone, Wulff, & Nissen. (2019). Sleep, insomnia, and depression. Neuropsychopharmacology, 45(1), 74–89. https://doi.org/10/1038/s41386/019/0411-y

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Historias antes de llamar

Elaborado por: Ruth Baquerizo


¿Has tenido problemas para dormir? Yo sí, te cuento mi historia

Esta historia está inspirada en diversas experiencias que se tienen al atender en una línea de ayuda. La historia es ficticia, dado que para nosotros es importante proteger la información de los usuarios siendo cada llamada completamente confidencial.

Llevo una semana sin poder dormir bien. Las pastillas que compré para dormir ya no me hacen efecto. Me siento mal, muy mal. Estoy a punto de quedarme dormido y siento cómo mi corazón empieza a latir. Late tan fuerte que a veces pienso que me voy a morir.

¿Qué me pasa? ¿Qué está mal conmigo? Tengo miedo de ir al psiquiatra, temo que cualquier medicación que me mande me haga sentir peor. Por ahora las pastillas que tomo son naturales y las venden sin receta. Las que él me mande pueden tener muchos químicos, pueden hacerme daño al cuerpo y realmente tengo miedo.

Pero yo no era así, yo antes dormía muy bien. ¿Qué será que me pasa? Empecé a tener problemas para dormir cuando me divorcié. Yo antes dormía muy bien. Esto es culpa de ella. Veo poco a mis hijos porque ella no me deja tener más visitas. ¿Seré un buen padre? ¿No quiero ser un padre ausente? ¿Mis hijos me querrán? ¿Será que solo le creen a ella? ¿Creen lo que ella les dice de mí?

A veces siento que me cuesta respirar, que me ahogo, también siento que mi corazón late muy rápido y temo que vaya a explotar. Es horrible no poder dormir, es horrible sentirme así. Vi en internet un número ¿Será que llamó?

Quizá me puedan ayudar, pero... ¿Sabrán ellos lo que tengo? ¿Sabrán ellos cómo hacer para que deje de sentirme así? La verdad no tengo mucha confianza para contarles a mis amigos de estos problemas. Me verán cómo alguien débil. Y mi madre, bueno no quiero agobiarle. Ella tiene sus problemas, hace unos años le diagnosticaron hipertensión y cuando le cuento estos problemas se le sube la presión y eso le afecta.

Creo que llamaré. Necesito que me escuchen. Necesito que me ayuden.

*Son las 16h56 y usuario decide llamar a la línea de ayuda ÁNIMA EC*

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CRITERIOS PARA PUBLICAR EN EL BLOG DEL INSTITUTO DE NEUROCIENCIAS

Queridos escritores

¡Estamos muy felices de su interés en participar en nuestro Blog! Hemos notado su entusiasmo e inquietudes acerca de los parámetros a seguir para la redacción de sus artículos, por esa razón a continuación, los especificaremos:

  1. El tema del artículo que puede escribir para participar es a su elección, y deberá ir relacionado a la salud mental.
  2. El articulo no deberá ser extenso, por lo que solicitamos una redacción de 250-300 palabras de contenido atractivo y de fácil comprensión. En cuanto a la introducción, esta debe centrarse en captar la atención del lector.
  3. También, recomendamos ofrecer un resumen claro y objetivo.
  4. Por otro lado, en el desarrollo del artículo, argumentamos el tema y, referenciamos, los libros, artículos, etc. que usamos para desarrollar este apartado. Por favor, no olvidar citar en normas APA, 7ma Edición.
  5. A su vez, el porcentaje de plagio no puede superar el 7%.
  6. La información debe estar acompañada con 1-2 imágenes que representen al tema escogido. Cabe recalcar que, las imágenes deben mostrarse en alta resolución.
  7. Por último, su información personal es esencial. Cuando envíen su artículo, no olviden adjuntar una foto de quien escribió el articulo y una reseña de su perfil profesional (100 palabras aproximadamente).

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